Murcia, 1982.
Mi obra muestra una ampliación cognitiva de mis propias imágenes mentales, que genero intuitivamente a través de mi pintura.
El autorretrato es un tema recurrente. Se manifiesta a través de imágenes autogeneradas o regeneradas a través de otros objetos o figuras adyacentes en las obras. A veces parte de elementos abstractos y termina construyendo todo un universo onírico humano; otras surge de pequeños personajes y monstruos que presento como imágenes frente a un espejo y las convierto en pasto traslúcido para una gran veladura y manchas geométricas.
Me gusta descontrolar mi trazo, mi pincel, mi brazo y mi pensamiento. De alguna manera quiero dejar de controlar lo que sucede en la superficie de mi obra, lo que muchas veces crea una superposición de manchas y trazos expresionistas que buscan crear espacios e invitar a entrar en la obra para entender lo que sucede en ella.
Mi obra es aparentemente dura, se puede sentir cada pincelada y trazo, pero a su vez esconde un juego de sutilidades y transparencias que hacen que haya que releer cada centímetro de manera diferente. Me gusta manipular la emoción y la expresión conforme al desarrollo de la obra, y así cada obra plantea un reto y lleva al extremo.
Me gusta pensar que mis personajes hablan de los conflictos a los que se enfrenta el individuo en la actualidad.
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