Cieza, 1979.

El ser humano se descubre a sí mismo a través de la experiencia con su entorno, yo particularmente tengo la necesidad imperiosa de definirme a través de mi obra. La experiencia artística y en especial la pintura me devuelve un reflejo algo definido del abismo que habita en nuestro interior. A través del retrato, y con mayor intensidad quizás en el autorretrato, consigo que aparezca ante mí, con cada pincelada, el reflejo en el espejo que me descifra y me ayuda a reconocerme como parte de este mundo. El acto pictórico es la herramienta mas eficaz para descubrirme poco a poco; son las personas las que me inspiran porque su encuentro en mi camino iluminan el abismo a veces indescifrable que habita en nuestro interior. 

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